lunes, 29 de junio de 2009

¡Atención que llegan!

El verano comienza, ya notamos el calorcito, estamos deseando irnos de vacaciones y llegan las esperadas rebajas. La bajada de los precios que nos ayudara a conseguir ese vestido tan deseado, los zapatos que no te puedes permitir y todas esas cosillas que uno no se compra con la esperanza de conseguir en algún lugar, algún día, a un precio más asequible. Y no nos engañemos, aunque madrugues y estés la primera en la tienda, aunque hayas escondido un día antes tu apreciada prenda por algún rincón “secreto” de la tienda lo más seguro es que llegues y no este.


No es por desanimaros, pero es la época del año en el que las tiendas nos venden esas camisetas que nadie ha comprado en temporada, esos pantalones que solo le quedan bien a la que le tomaron las medidas para hacer el patrón, esos zapatos imposibles de combinar con ninguna prenda o simplemente esas cosas que nadie en su sano juicio compraría. Pero aun así, picamos, llegamos y vemos montones de ropa con carteles en los que figuran precios irrisorios, la tienda llena de gente encontrando “gangas” y no nos podemos resistir, “total si esta a mitad de precio”.Pero la verdad es que todas esas “gangas” terminan generando polvo en el armario, no digo que sea imposible de encontrar algo aceptable, que te guste y te pongas pero siendo realistas eso se podría clasificar casi de milagroso.

Hablando de rebajas no nos podemos olvidar de la “Nueva Temporada”, cuidadosamente colocada en un rincón estratégico de la tienda de tal forma que no puedes evitar apartar la mirada de esos pantalones tan bonitos, esa camiseta que le combina a la perfección o esos zapatos casi idénticos a los que llevaba esa actriz en la revista. Si, definitivamente la “Nueva Temporada” es una gran tentación. Poder ser la primera en tenerlo, poder ir mañana con ese conjunto del que te acabas de enamorar, el precio comienza a ser lo de menos y caes en la trampa.

Así que en esta época del año de calor, precios bajo, tiendas llenas y compras compulsivas, andaros con ojo y mirar dos veces lo que os compráis por el bien de vuestras carteras y para evitar tener esa ropa que al final ni te pondrías para estar en casa.

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